Hace unos días se dio a conocer una nueva versión del estudio realizado por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, el que permitió hacer un seguimiento respecto al estado de la salud mental de los chilenos y así, monitorear el impacto que ha tenido la pandemia y el confinamiento en la población. El recrudecimiento de los casos y el regreso de las medidas más restrictivas, podrían ser razones para el aumento de síntomas, en comparación con los resultados de noviembre del año pasado.
Jorge Fuentes, psicólogo y Director de Pranavida, junto destacar el trabajo realizado por ambas entidades para generar políticas que permitan enfrentar este duro panorama, señala que “lamentablemente, el aumento de los síntomas asociados a la depresión en la población era algo esperable y que todavía puede avanzar, dada la cantidad de tiempo a la que nos hemos visto expuestos a esta pandemia. Los seres humanos estamos capacitados para enfrentar un periodo acotado de incertidumbre y estado de alerta, sin tener impacto en nuestra salud mental, pero sentirse tantos meses con miedo, sin saber qué sucederá, indudablemente que genera emociones negativas”.
Dentro de los resultados revelados, el que llama más la atención son las diferencias que se presentan entre quienes viven solos y acompañados a lo largo de esta medición, pues en julio de año pasado los primeros eran quienes tenían más incidencia de presentar problemas de salud mental por sobre quienes compartían techo. Algo que se revirtió en el estudio de noviembre pero que, en la actualidad, arroja un 32,8 % para ambos grupos. Para Fuentes, estos diferentes estados “se deben, por un lado, a que en un primer periodo el miedo a lo desconocido y a la soledad fue muy fuerte. Dejar de ver personas y enfrentar el aislamiento sin nadie cerca fue complejo, pero con el paso del tiempo las convivencias diarias, especialmente cuando hay poco espacio, se volvieron difíciles, mientras quien estaba solo pudo comenzar a adaptarse a dicha soledad”.
Continuando con el estudio, existe un grupo de la población que en las tres mediciones ha mostrado mayor prevalencia de síntomas depresivos, tratándose mayormente de mujeres, pues en estos últimos resultados llegaron a un 54,7%. Alrededor de 17 puntos más que los arrojado por los hombres.
En cuanto a los problemas detectados, las alertas están en que un 46,7% de la población señaló presentar algún grado de depresión, lo que si bien no necesariamente puede ser calificado como una patología, sí pueden convertirse en una más adelante si no son detectadas o abordadas a tiempo. Más aún, cuando un 46,9% presentó algún grado de problemas para conciliar el sueño. “El buen dormir no sólo es relevante para estar con energía durante el día, sino que los cuadros de insomnio pueden generar oscilaciones en los estados de ánimo y, en un tiempo prolongado, cuadros depresivos, por lo que los trastornos del sueño también deben ser mirados con precaución, por la gente y los especialistas”, plantea el profesional, quien agrega que “es relevante que todos nos hagamos cargo de esto y busquemos herramientas de autocuidado a nuestro alcance para incrementar nuestro bienestar. Las plataformas online de instituciones públicas y privadas están realizando propuestas gratuitas o de bajo costo que son un aporte a la salud mental como talleres de apoyo sicosocial, yoga, deporte, meditación, medicinas orientales y energéticas, entre otras”.
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